Los árboles singulares son auténticos monumentos naturales que destacan fundamentalmente por su edad, tamaño, historia, rareza o significación cultural. En el Geodestino Deza-Tabeirós, los municipios de A Estrada y Lalín concentran el mayor número de ejemplares, con seis y cuatro respectivamente, seguidos de Silleda con uno.

La creación en 2007 del Catálogo Gallego de Árboles Singulares permitió a la Xunta de Galicia establecer medidas para la puesta en valor y conservación de alrededor de 200 ejemplares con características excepcionales debido a su porte, edad, rareza, significación histórica o cultural, interés científico, educativo, estético, paisajístico o cualquier otra circunstancia que los convirtiese en únicos. Concretamente, en el territorio del Geodestino Deza-Tabeirós se hallan 11 de esos dos centenares, siendo los municipios de A Estrada, con seis, y Lalín, con cuatro, los que copan el mayor número, seguidos de Silleda, con uno.

Estos árboles singulares representan un valioso legado natural y forestal, en la medida en que se trata de ejemplares que han sobrevivido al rigor del tiempo o que cuentan con unas particularidades especiales. El establecimiento de una ruta turística para realizar en coche, autobús o moto entre todos estos elementos singulares, partiendo del municipio de Lalín hacia A Estrada o viceversa y con un alto en el camino intermedio en la parroquia silledense de Siador, permite a los visitantes evocar escenarios de emociones, tiempos y tradiciones pasadas a partir de cada una de estas reliquias vegetales.

Fraga de Catasós >>

Situada a tres kilómetros del centro de Lalín, en 1998 la Fraga de Catasós pasó a ser propiedad de la entonces denominada Consellería de Agricultura y Medio Ambiente y en el año 2000 fue declarada Monumento Natural por la Xunta de Galicia. Es un espacio natural de casi cinco hectáreas en el que robles, castaños y alcornoques de entre 100 y 150 años conviven con tanta espesura que es difícil observar el paso de la luz. Precisamente, esta circunstancia provocó que los castaños fuesen creciendo y abriéndose camino en busca de esa luz, llegando a alcanzar alturas superiores a los 30 metros, por lo que están considerados los más altos de Europa. Ya en en el año 1954, las particulares características de esta masa arbórea llamaron la atención del especialista en fitopatología norteamericano Philippo Gravatt, que quedó impresionado por su belleza y riqueza botánica y propuso su protección.

Roble de Soutolongo

Con un porte de 26 metros, una copa de 22,5 x 24 metros y un tronco de 4,56 de perímetro, este majestuoso roble está situado en la parroquia lalinense de Soutolongo, entre la ribera del río Asneiro y una finca dedicada al cultivo de maíz, cerca del molino de Espinosa.

Roble de Vilatuxe

Este impresionante ejemplar de 23,8 metros de porte, 23,20 x 25 metros de copa y un tronco de 4,47 metros de perímetro se halla en Vilatuxe, parroquia del Concello de Lalín en cuya toponimia figura el nombre de un lugar que hace referencia a esta especie: Os Carballiños.

Roble de Bermés

Ubicado en la parroquia lalinense de Bermés, está considerado uno de los robles más antiguos de la zona, con una edad estimada de 600 años. Mide 18 metros de alto y el perímetro de su tronco es de 4,16 metros, pero al hallarse entre los muros del atrio de la iglesia pierde cierta vistosidad.

La riqueza botánica del Pazo de Oca >>

Considerado El Versalles Gallego, la actual fisonomía de los jardines del Pazo de Oca data del siglo XVIII y es fruto de la reinterpretación de la tradición paisajística francesa. Pero más allá de su extensión de ocho hectáreas, su distribución axial y su riqueza botánica, estos jardines destacan también por acoger cuatro ejemplares de árboles catalogados como singulares por la Xunta de Galicia:

Criptomeria elegante: con una edad estimada entre 125 y 150 años, mide 28 metros de alto y su tronco tiene un perímetro de 4,30 metros. Se trata de uno de los ejemplares más relevantes de esta especie en toda Galicia.

Bojedal: considerada la mejor formación de bojes de toda Galicia, crea paredes vejetales alrededor de los estanques y paseos y cuenta con ejemplares de 13 metros de altura y cerca de 400 años de edad. Sus principales escenarios son el río y la carrera del Conde, extendiéndose también a otros paseos secundarios, inmerso en la jardinería orzamental y hortícola.

Paseo de los tilos: este paseo histórico está formado por medio centenar de árboles dispuestos en dos hileras, la mayoría de los cuales se aproximan a los 150 años de edad y los 30 metros de altura. Se dice que fue un antiguo camino de acceso a la casona desde un bosque autóctono que también forma parte del jardín del pazo y que incluso llegó a funcionar como hipódromo doméstico.

Camelia reticulata: se trata de un ejemplar de la variedad Captain Rawes, muy poco frecuente fuera de su área natural (Yunnan), y está situada en el jardín geométrico, detrás de la capilla de San Antonio y cerca del río. Su edad se sitúa entre los 100 y los 150 años, posee una altura de 11,20 metros y un diametro de copa de 7 metros. Destaca especialmente por sus flores rojas de gran tamaño.

Camelia reticulata

Criptomeria elegante

Bojedal

Paseo de los tilos

Alcornoque de Valiñas >>

Se calcula que este alcornoque ubicado en la parroquia estradense de Callobre, en la entrada al Pazo de Valiñas, tiene entre 250 y 500 años de antigüedad, si bien su singularidad se debe a sus dimensiones: 21 metros de altura, 5,7 metros de perímetro del tronco y 20,95 metros de diámetro de la copa.

<< Abeto blanco de O Carballal

Este majestuoso ejemplar de conífera de 23,10 metros de altura se encuentra en la parroquia estradense de Arca, en la casa familiar del conocido escultor Juan Baliño Rivas (1867-1962). Se cree que el plantón de abeto fue llevado desde el pontevedrés Pazo de Lourizán hasta el lugar de O Carballal a finales del siglo XIX o comienzos del XX por el propio escultor, en señal de agradecimiento por los trabajos escultóricos realizados en Lourizán por encargo de Eugenio Montero Ríos.

Alcornoque de Siador >>

Este alcornoque situado en la parroquia silledense de Siador tiene una edad aproximada de 450 años y se calcula que ha sido descorchado en más de un centenar de ocasiones. Su singularidad se debe fundamentalmente a la majestuosidad de sus dimensiones, puesto que mide 15,5 metros de alto, el perímetro de su tronco alcanza los 7,7 metros y su copa tiene un diámetro de 21,9 metros. Como curiosidad, muchos visitantes creen que, debido a su retorcido corcho y a los huecos que presenta, su tronco parece formar una cara humana con ojos, nariz y boca.